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Entrevista con el director del programa «Tot un món», Carles Solá

— Cómo encontráis material para los programas?

— Cada temporada ha sido diferente. Nosotros empezamos el programa “Tot un Mon” en 2004. La primera intención era explicar un poco el fenómeno de inmigración. Entonces buscábamos las personas que estaban llegando en ese momento. Ellos explicaban las dificultades que encontraban al llegar: papeles, vivienda, si querían reagrupar a su familia, el desconocimiento de la sociedad dónde iban a vivir y finalmente también temas de identidad. Voy-vengo-de dónde soy, integración – todos estos conceptos básicos de un proceso migratorio. Era muy fácil encontrar a los candidatos: a través el sindicato, de la administración de la Generalitat, ONGs. Así  fueron los primeros 82 capítulos. El segundo año estuvimos buscando a través de ayuntamientos y consejos comarcales experiencias de integración y acogida de inmigrantes. Por lo tanto explicábamos qué estaba haciendo la administración catalana y la sociedad para ayudar a estas personas aquí. No solo se trata de que se busquen la vida sino también de que tienes que acompañarles a saber cómo funciona un centro de atención primaria, un hospital, los derechos que tienen de sanidad para ellos y sus hijos. Comenzando desde la tercera y ahora estamos en la sexta temporada, ha sido ya a partir del conocimiento propio cuando empezamos abrir nuevos colectivos, muchos de nuestros protagonistas acabaron siendo colaboradores del programa. Porque les ha gustado cómo hemos hecho el retrato de su realidad. Asimismo durante seis años de emisión continua en Antena nos llegaban contactos y propuestas.

— Se podría decir que desde principio el programa iba dirigido a los inmigrantes y ahora va orientado más bien al público catalán para explicarle el fenómeno de la inmigración?

— Siempre  ha tenido estas 2 dimensiones. Por un lado, nosotros estamos haciendo  televisión en catalán. TV3 tiene un público catalánоparlante, aunque no solo. Porque la sociedad de aquí tenía que entender lo que estaba pasando en su barrio, su pueblo, su ciudad. Pero a la vez las primeras temporadas estábamos explicando cosas que tenían mucho que ver con la gente que estaba llegando, las que podrían servirle de ayuda, contando las experiencias de los demás.  Por lo tanto siempre ha tenido dos destinatarios paralelos.

— Han habido otros programas dedicados a la inmigración en la televisión de Catalunya?

— Si, hay otros programas. El primero que se hizo aquí, en TV3, se llamaba “Karakia”. Es un programa que a través de la cocina, gastronomía explica la realidad de las comunidades que viven en Catalunya. Entendimos en su momento que la gastronomía era una manera empática de llegar a las personas que quizás estaban un poco reacias con el tema de la aceptación de la diversidad y la inmigración. Y en una cocina las cosas se solucionan (se ríe). Tú enseñas a hacer un plato y aquello llega a todo el mundo. Porque a la gente le gusta el tema de las recetas.  Si entras por este lado de la cultura – gastronomía – puedes llegar a simpatizar, a entender  mucho mejor y más rápido, que desde la larga cola de inmigrantes para recoger papeles. Este programa ha tenido mucho éxito, por lo tanto seguirá en antena un tiempo más.

Después vino nuestro proyecto “Tot un mon”. También había otras experiencias puntuales, como por ejemplo “Un lloc estrany”  (“Un lugar extraño”) que explicaba como las personas extranjeras veían a los catalanes, y por los tanto jugaba con los tópicos y estereotipos. Como, por ejemplo,  yo podría decir que los rusos son fríos, calculadores – pero al final son tópicos, cada persona es diferente. Lo mismo que nosotros juzgamos a los demás, los demás pueden hacerlo sobre nosotros. Entonces cuando la población que seguía este programa veía lo que la gente de fuera podía pensar sobre los catalanes (si son muy cerrados, tacaños, etc.) se decía a uno mismo – “Pero yo no soy así!”. Cuando alguien te señala con un estereotipo, te das cuenta, que no se puede ir con prejuicios a conocer el mundo que nos rodea.  “Un lloc estrany” era un programa de divertimiento, con sketch, cosas graciosas que pasaban muy bien.

Después hubo otro de parejas lingüísticas – “Deu citas” (“Diez citas”). “Jugar molt” (“Jugar mucho”), que contaba con la participación de 13 niños de diferentes nacionalidades.  En cada capítulo un niño invitaba a los 12 restantes a su casa a jugar un juego o que se ha inventado, o que tenía que ver con su país de origen.

“No topic”- era un programa sobre los tópicos de una edad adolescente, uno de sus objetivos era romper los estereotipos sobre distintas comunidades.

“Un color nou” (“Un color nuevo”) – relataba historias de niños que estaban pintando en diferentes partes del mundo.  También a los protagonistas les pedían describir un cuadro, por ejemplo, de Van Gogh, Monet – era muy interesante observar la visión de los niños sobre las famosas obras. Otro programa infantil era “Un sol de la nit” (“Un sol de la noche”) – cuando niños de distintos países explicaban varios conceptos. Por ejemplo, “una vaca”: ¿qué es una vaca para un niño de aquí, o un niño de la India, o marroquí?

El mensaje era  que a veces nos parecemos más que nos diferenciamos. Todos estos proyectos ayudan a la programación normal, estándar de cualquier televisión a poner un poco de color y diversidad del mundo actual.

— De donde viene el impulso desde arriba, del gobierno, o de abajo?

— Aquí siempre se ha entendido que somos un servicio público. Como un hospital, por ejemplo. Y de la misma manera que viene la gente de urgencias, hay un concepto de prevención. Nosotros en este caso como servicio público también tenemos este papel de prevenir los conflictos sociales. Cuando empezó la inmigración, tuvimos que explicarlo como fenómeno, pero desde el punto de vista inteligente. No solo el aspecto informativo que ya los hacen los programas de noticias: “Ahora hay más colas, llegan más pateras o cayucos,” – es la información del momento. Pero reflexionemos…Vayamos un poco más allá! Hagamos de servicio público! Porque a veces los miedos vienen de la falta de explicación. Cada uno opina lo que quiere, no vamos a proclamar eso es bueno o malo. Esta televisión nunca va a decir que la diversidad cultural es buena o mala – no. Es lo que hay y tenemos que aprender a convivir en una sociedad diversa. Existen conflictos, pero intentamos dar una visión completa, porque también existen otros conceptos. Hay gente que ha venido aquí por mejores condiciones que en su país sea políticas o económicas, otros para quedarse un tiempo y volver, otros sencillamente se ha enamorado, otros por más oportunidades, porque su mundo se les ha hecho estrecho, o por el clima. Rompamos el tópico que la gente viene porque en su país muere de hambre, o de que los inmigrantes son menos preparados. No es verdad! Viene gente superpreparada, muy activa, con mucha ilusión. Rompe más tópicos ver a una mujer marroquí, ingeniera agrónoma, que está estudiando aquí un cambio de cultivos en el norte de Marruecos, para volver a su país y desarrollar una rama de agricultura, que un discurso de dos horas sobre la diversificad cultural. Claro, otro puede reflexionar: “Y yo que pensaba que las mujeres marroquíes siempre llevan pañuelo y no salen de casa!” – No, no! Enseñamos otras realidades, porque el mundo es muy diverso y la realidad es muy diversa. La programación en general ya hace su función, los informativos, los programas de deporte – en ellos también tiene que haber más diversidad. Pero hasta que no se vea cómo una cosa normal la presencia de este nuevo  millón y medio de personas que han venido aquí en la última década, hace falta poner el acento a través de este tipo de programas.

— Se puede decir que sois pioneros?

— Bastante. Catalunya es una de las comunidades que más inmigrantes recibe. Nosotros nos avanzamos para prevenir, para que no sea chocante el cambio social. Hasta el punto que aquí hemos creado la comisión de diversidad hace 3-4 años. Para analizar como hacíamos las cosas y ver cómo las podríamos hacer mejor. Como por ejemplo cuando hay reporteros que no cuidan su lenguaje. Lo que pasa con la palabra “ilegal” – no hay inmigrantes ilegales! Son gente que no tiene regularizada su situación o no tiene permiso de residencia o trabajo. ¿Pero ilegal? Nadie es ilegal. Es hablar un tipo de lenguaje que para nosotros estigmatiza, acaba culpando a alguien, poniéndolo al margen de la sociedad como si fueran delincuentes. Los medios de comunicación somos muy importantes en la transmisión de ideas, de la visión completa de la realidad. La sociedad catalana a lo largo de su historia siempre ha ido acogiendo a la gente de otras tierras, que nos aportaban algo de su cultura formando parte de la nuestra. Por eso yo vería el fenómeno de la inmigración más como una oportunidad que un riesgo.

 

Ирина Гурина:

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